El universo futbolístico puso ayer su ojo en probablemente el mejor partido entre clubs que se puede presenciar a día de hoy, millones de personas pegadas al televisor con la ilusión de ver un espectáculo inigualable en el planeta futbol. Los focos alumbraban al Real Madrid como un serio candidato a desbancar al Barcelona del altar en el que se ha asentado en las últimas temporadas, cimentado por un futbol esquisito a base de no cansarse de tocar el balón. Los blancos llegaban al Camp Nou más en forma que nunca, y parecía, esta vez sí, que el partido iba a contar con una igualdad no vista los últimos años...
Pero nada más lejos de la realidad, en cuanto Iturralde González dio el pitido inicial se comenzaron a destapar las carencias que tiene este Madrid, y que quizás no salgan a relucir ante rivales menores. El tan esperado encuentro comenzó a convertirse en un monólogo azulgrana, al que el Madrid era incapaz de responder como si de un boxeador drogy se tratase. Así, es de entender que los de Guardiola pasaran por encima como un rodillo dejando por tierra el planteamiento de un Mourinho que no tuvo más remedio que esconderse en el banquillo y dejar claro en rueda de prensa que solo existió un equipo en el campo. Tal fue la humillación que los jugadores del Madrid hartos de correr detrás de un balón que ayer sólo quizo aliarse con un bando, comenzaron a reflejar su impotencia a base de acciones agresivas impropias de un equipo que siempre ha demostrado su elegancia. Esperemos que cruces de cables como el de Sergio Ramos queden en una anécdota y no se conviertan en nota predominante en este tipo de encuentros.
La historia comienza a repetirse cada vez que llega un clásico, el Madrid llega con ilusión y el Barça se las destroza a base de un juego que ningún equipo puede copiar, una seña de identidad que les hace ser inmunes a cualquier planteamiento que pueda poner el rival, salvo en escasas ocasiones como en la pasada Champions. Todo esto nos hace pensar hasta que punto tiene que mejorar el Madrid para poder disputarle un partido al Barça en condiciones normales, ya que todo parece indicar que el conjunto catalán tiene cuerda para rato. Aunque en el mundo del fútbol el éxito es efímero y en un año puedes pasar de la gloria al fracaso, no contemplo esa posibilidad en este caso y me atrevo a decir que este bloque, si no se tocan sus pilares fundamentales, puede hacer historia, incluso más de lo que lo ha hecho ya.
A todo esto, el Barça está tan sólo 2 puntos por encima en la clasificación, pero en este caso esos 2 puntos pesan como 20 para los blancos, que han quedado realmente tocados. Veremos como los de Mourinho reaccionan en las próximas semanas y si el Barça no se aburguesa en su aureola de éxito. Aunque todavía está claro que la liga no está sentenciada, bajo mi punto de vista el Barça ha tallado ya los mimbres para llevarsela. Quizás el Madrid deba sentrarse en la competición europea, de la que Mou es especialista, y esperar a un tropiezo inesperado de los azulgrana o quien sabe... una revancha, ya que ya sucedió una vez que en dos años consecutivos se endosaron sendas manitas el uno al otro. No obsante, mucho ha de cambiar el panorama.
¡Saludos!
Bueno.. sólo comentar que el partido de ayer.. sólo hubo un equipo en el terreno de juego.. un equipo que quería jugar al fútbol.. en cambio el otro... solo se limitaba a mirar y a jugar antideportivamente en algunas ocasiones.
ResponderEliminarEspero que en el partido de vuelta.. el Madrid demuestre más su potencial para poder disfrutar más del partido, aunque si el Barça juega como ayer... se llevará otra goleada.. y nada.. a esperar que llegue Abril.
Un saludo y Visca el Barça! :D
H.I